Averías del coche en invierno y buenos hábitos de uso para los automovilistas
Recuerda que el mercado ofrece piezas de segunda mano, reconstruidas o de marca blanca a precios muy competitivos.
Con la bajada de las temperaturas llegan las condiciones meteorológicas desfavorables y un aumento inevitable de los accidentes en carretera. Además, hay que tener en cuenta que los vehículos “sufren” más en esta época del año, especialmente si estacionan habitualmente en la calle. Por todo ello, se ofrecen una lista de los elementos del vehículo que deben ser revisados con mayor asiduidad en invierno. Asimismo se ofrece algunos hábitos que permitirán al automovilista hacer un uso más adecuado de su vehículo y aumentar su seguridad.
Las principales piezas sobre las que conviene prestar una atención especial en invierno son:
- La batería: las bajas temperaturas pueden reducir su eficiencia entre un 20 y un 50%. Conviene comprobar su nivel de carga, o bien llevar a cabo una desulfatación de las placas. En caso de sustitución, existen baterías de electrolito gelificado que son más resistentes al frío.
- Líquidos y aceites: por sus características químicas, tienden a modificar ligeramente su estado cuando bajan los grados. Sustancias como el anticongelante, los lubricantes y los refrigerantes deben ser exhaustivamente revisados.
- Motor: íntimamente relacionado con los líquidos anteriormente mencionados. Suele averiarse durante la estación fría por el brusco cambio de temperatura al que se puede ver sometida en cada arranque matutino, y las piezas móviles pueden verse afectadas. Se recomienda calentar el motor despacio para conservar su salud.
- Juntas: las gomas que garantizan la estanqueidad de los vehículos son endurecidas a causa del frío y a veces incluso se agrietan. Pueden perder por este motivo su función aislante. Este fallo del vehículo pasa inadvertido hasta que ocurre un accidente: lo más común es que en caso de copiosas lluvias, se encuentre agua en el interior del habitáculo. Las gomas deberán ser sustituidas. Una inspección visual y táctil puede aportar información útil sobre el estado del aislamiento: Una goma en buen estado, se hunde ligeramente al tacto y presenta la superficie sin irregularidades. Hay que prestar especial precaución a las juntas de la parte inferior del vehículo, pues circular sobre charcos puede poner a prueba las selladuras del coche.
- Neumáticos: la profundidad del dibujo debe ser la suficiente para poder evacuar la lluvia por sus hendiduras y evitar el efecto aquaplanning. En caso de ciudades montañosas, proteger los neumáticos con cadenas puede ser necesario en ciertos casos. Hay que comprobar si se aprecian grietas o deformaciones, pues el caucho se ve afectado por las temperaturas extremas.
- Luces: el granizo puede provocar grietas en los faros que permitan el paso del agua, mientras que el vaho puede empañar faros y pilotos. Estos elementos son imprescindibles para ver y ser visto, de modo que los conductores deben asegurarse de su correcto estado, pulido y alineación.
Jonathan Ruiz indica que “se suele tomar a la ligera el invierno con respecto a la puesta a punto del coche, y merece la pena anticiparse. Por ejemplo, la inversión de sustituir los líquidos de frenos es muy pequeña comparada con la hay que realizar cuando aparecen los problemas asociados. Por ejemplo, un líquido refrigerante deteriorado suele ocasionar problemas de calentamiento de motor y dañarlo muy seriamente”.
Se recomienda una revisión a fondo del vehículo, y también la sustitución de los elementos más deteriorados. En este sentido apuntan que se pueden encontrar en el mercado piezas de segunda mano, reconstruidas o de marca blanca a precios muy competitivos.
Hábitos saludables, también para el coche
Por otro lado, existen partes del vehículo que tal vez no deban ser sustituidas pero que sí conviene adaptar a la estación actual. Los conductores deberían hacer un cambio de hábitos para hacer un buen uso de los elementos del coche en invierno, incidiendo en:
- Freno de mano: es susceptible de escarcharse y puede hacer que las pastillas queden pegadas al disco de freno. No se puede hacer nada para evitar estas formaciones debidas a las bajas temperaturas, pero sí se puede hacer juego de embrague para liberar los discos de esa finísima capa de hielo.
- Cristales: llevar una rasqueta adecuada para una limpieza matutina de escarcha puede resultar muy útil. Además, por la nieve hay más sal y arena en la carretera, que suele ir a parar al cristal delantero de coche. Si la suciedad y el hielo son excesivos, se puede usar agua tibia (nunca hirviendo) para limpiarlo.
- Sistema de desempañado: es recomendable limpiar el polvo de las rejillas y asegurarse de que no haya objetos que obstruyan el paso del aire. Los cristales interiores pueden ser limpiados con líquidos antivaho.
- Boquillas fluido limpiador: la salida está compuesta de un agujero tan pequeño que se obstruye con mucha facilidad en invierno. Poner un poco de líquido anticongelante o desobstruirlos con un alfiler ahorra disgustos durante la conducción.
- Calefacción y salubridad del habitáculo: el tiempo desapacible causa que el habitáculo no se airee lo suficiente. Esto, junto al uso continuado de la calefacción, produce un deterioro de la calidad del ambiente. Conviene permitir que el aire interior se renueve mediante la apertura de las ventanillas. También conviene limpiar de polvo y partículas las rejillas de la calefacción.
- Escobillas: se congelan con facilidad y se dañan cuando se activan sobre hielo. Suelen quedarse pegadas y terminan por rasgarse. Para evitar esto, pueden ser pulverizadas o empapadas en alcohol. También conviene cubrirlas cuando hay helada.
“Siguiendo estas recomendaciones se consigue un ahorro a la larga, evitando deterioros precoces de los elementos del coche. Una revisión a tiempo, antes de que las inclemencias meteorológicas hagan estragos en él, no solo tiene un beneficio económico sino que favorece la comodidad al volante”.